domingo, enero 14, 2007

Premios Darwin 2006 : Premio a una muerte ridicula.

-Un mecanico, vencedor de los Darwin a la defunción más absurda por abrir una granada a golpe de martillo.
-Dos jovenes se metieron dentro de un globo publicitario lleno de helio, fallecieron por falta de oxígeno.
-Un electricista voló una cometa de hilo de cobre bajo una línea de alta tensión


El ser humano posee el instinto de supervivencia, pero existen individuos que, por sus actos, pueden parecer carentes de dicha esencia.
Aunque según la teoría de Charles Darwin sobre la selección natural, estos hombres protegen el grupo genético con el sacrificio de sus propias vidas.
Los premios Darwin se conceden a título póstumo y homenajean a los que se eliminan a sí mismos de una forma extraordinariamente absurda.

Acaban de ser elegidos los ganadores de tan preciado y algo macabro galardón. La mayoría de los votos recayeron este año en el caso de un mecánico brasileño que intentó abrir una granada RPG de impulsión por cohetes, haciendo pasar varias veces su coche por encima. Pero como la técnica no le funcionó, continuó sus intentos por ver el interior del artefacto y asestó varios golpes a la granada con un martillo. La explosión acabó con su vida y destruyó su taller y seis automóviles que estaban dentro.
La Policía encontró después otras 14 granadas en otro de los coches aparcados frente al taller, así que pensaron que el mecánico pretendía desmontar la granada para después venderla como chatarra. Por lo menos logró su propósito, ya que si antes la granada estaba intacta, ahora es un montón de chatarra.
Un caso similar, aunque éste no fue seleccionado para los premios, ocurrió en Vietnam. Tres hombres que recogían metal de desecho encontraron una bomba de 500 libras sin explosionar enterrada en la cima de una colina.
Hicieron rodar la bomba ladera abajo ayudados por la ley de la gravedad. La detonación dejó un cráter de cuatro metros de diámetro y envió a los tres empresarios de la chatarra a una reunión urgente cara a cara con su Creador.
Tampoco salió bien parado Kennon, un joven de 26 años de Belice, en sus intentos por hacer volar una cometa como lo hizo Benjamin Franklin, cuando demostró que las nubes están cargadas de electricidad. El problema es que Kennon no tomó las mismas precauciones y, como no tenía un cordel a mano, decidió atar la cometa a un fino hilo de cobre y hacerla volar justo debajo de una línea de alta tensión.
Pero si la de Franklin ardió en las alturas por la descarga de un rayo, Kennon quedó carbonizado en el suelo cuando el hilo de cobre entró en contacto con los cables de alto voltaje ¿Mala suerte?, pues no. Su padre dijo que su hijo era electricista y debería «haber sabido lo que le podía pasar». Sin embargo, Kennon no ganó ningún premio porque, como tenía 11 hermanos, sus genes seguramente sobrevivirán.
Los que no sobrevivieron fueron los ganadores del segundo premio, dos jóvenes estadounidenses de 21 años. Jason y Sara se metieron dentro de un globo publicitario lleno de helio, que estaba flotando frente a un comercio en las afueras de su pueblo, y que previamente habían hecho descender. Sus últimas palabras, que nadie llegó a escuchar, fueron con toda seguridad pronunciadas en el tono agudo y risueño que produce la inhalación de este gas noble unos segundos antes de fallecer por falta de oxígeno.
Jason estudiaba en la universidad en la rama de Ciencias y Sara atendía las clases de una escuela superior. Al parecer algo falló en su educación porque ninguno de los dos tuvo en cuenta que los seres vivos necesitan oxígeno para vivir. El «sheriff» del condado explicó después que no fueron víctimas de un juego y tampoco encontraron restos de drogas o alcohol en sus cuerpos.

El último cigarro
Ya se sabe que el tabaco es perjudicial para la salud, pero no quiso tenerlo en cuenta un británico de 60 años que estaba ingresado en el hospital. El hombre tenía todo el cuerpo untado con una crema de parafinas como tratamiento contra una enfermedad de la piel. Los médicos le advirtieron de que, además de estar prohibido fumar en el hospital, no debería encender un cigarro o acercarse a una llama porque una simple chispa podría inflamar la crema que le habían aplicado.
Pero la abstinencia que produce la nicotina pudo más que el consejo del médico y salió a una escalera exterior del edificio para poder encender allí un cigarrillo. Todo fue bien hasta que se le ocurrió tirar la colilla al suelo. Los pantalones del pijama habían absorbido la crema altamente inflamable y cuando intentó pisar la colilla su talón rozó la brasa del cigarrillo. El hombre se convirtió en una antorcha humana en segundos y murió unos días después a causa de las quemaduras.

Los premios Darwin se otorgan desde 1994 según las votaciones de los lectores. Cada año hay dos ganadores y nunca faltan candidatos. También se conceden dos menciones honoríficas a los que hicieron los mejores méritos para convertirse en un perfecto idiota.

Una memorable


La historia del Chevy Impala JET

En 2000 el ganador fue el misterioso dueño de un Chevrolet Impala propulsado a chorro. La Patrulla de Carreteras de Arizona (EE.UU.) tropezó con un montón de metal derretido empotrado en la ladera de un precipicio junto a una curva de la carretera. Los restos se parecían a los de un accidente aéreo, pero tenían aspecto de automóvil y no se había informado de ningún accidente aéreo en la zona.

Un laboratorio reconstruyó la historia. Parece ser que el conductor había conseguido de alguna manera una unidad JATO (Jet Assisted take off) en realidad un cohete de combustible sólido que se utiliza para dar una “empuje” extra a los aviones militares de transporte pesado para despegar desde aeródromos cortos.

Condujo su Chevy Impala al interior del desierto y encontró un largo tramo recto. Entonces enganchó la unidad JATO a su coche, entró dentro, cogió velocidad y encendió el dispositivo de motor a reacción. Los policías estimaron que el conductor del coche encendió el cohete a una distancia de 3 millas (5 km.), aproximadamente, del lugar del choque. Allí, el asfalto estaba quemado y derretido.

Alcanzó el empuje máximo en menos de 5 segundos, con lo que el Chevy alcanzó velocidades de más de 350 mph (560 km./h.) y continuó a máximo empuje durante unos 20-25 segundos adicionales, el conductor, que no era piloto, habría experimentado lo más parecido a las fuerzas gravitatorias que normalmente están reservadas a los pilotos de cazas F-14 bajo una post-combustión completa, básicamente le provocó quedar inconsciente durante el resto del suceso.

El individuo siguió sobre la carretera durante aproximadamente 2,5 millas (4 km.) (15-20 segundos) antes de que el conductor aplicara y quemara completamente los frenos, reventara los neumáticos y dejara marcas de goma sobre la superficie de la carretera.

Llegó a volar durante otras 1,4 millas (2,3 km.), impactando en la ladera del precipicio a una altura de 125 pies (40 m.), dejando un cráter negro de tres pies de profundidad en la roca. La mayoría de los restos del conductor no fueron recuperables; no obstante, se extrajeron fragmentos pequeños de hueso, dientes y cabellos del cráter y se quitaron fragmentos de una uña en un trozo de escombros que parecía ser un trozo del volante.

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